En esta casa de 220 m2 situada en un pueblo del norte de Aragón se interviene en la redistribución de los espacios y en el interiorismo de la misma.
Sus nuevos propietarios querían conservar el sabor antiguo de las casas tradicionales de pueblo, pero que tuviese las comodidades de hoy día. Un interior repartido en tres plantas con cuatro dormitorios, dos baños y una terraza en la planta de día.
El estilo de la casa es rústico, su pasión por la artesanía y las piezas recuperadas marca el estilo y combinadas con detalles y piezas actuales que aportan carácter a cada estancia.
Una casa que por su orientación recibe mucha luz natural y que cuenta con espacios amplios tanto en dormitorios como en las zonas comunes.
Muebles de herencia, recuperados y que imprimen un toque muy personal a cada espacio. Son estancias sencillas a la vez que cálidas y acogedoras.
Elvira